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Vivir sin Ganas: La Apatía

Muchas personas cargan con la apatía sin intervenir, sin comunicarse y sin pedir ayuda. ¿Por qué ocultan cómo se sienten? ¿Qué podemos hacer si somos nosotros los que nos encontramos en esta situación?

Vivir sin ganas es sentir una constante apatía y desmotivación por aquello que esperamos del presente y del futuro. Levantarnos en este estado a diario puede convertirse en un suplicio, es una cuesta arriba que se mantiene por la inercia que gobierna nuestro estado mental.

Pensemos que, para las personas que viven sin ganas, levantarse cada mañana conlleva dedicar tiempo a determinadas tareas con la sensación de no tener fuerzas para realizarlas.

En cierto modo, son personas que necesitan hacer un esfuerzo extra, dado que viven como un lastre objetivos cotidianos (desayunar, vestirse, ducharse…). Por otro lado, la apatía es tan elevada que se les vuelve demasiado complicado decidir o tomar iniciativas. Indaguemos más al respecto.

Vivir sin ganas en silencio

En ocasiones, la apatía pasa desapercibida porque la persona suple la carencia de motivación con esfuerzo. Así, quienes rodean a una persona que vive en una espiral de desgana pueden no darse cuenta del dolor que está sintiendo esa persona.

Pensemos, ¿Cómo voy a percibir que está sintiendo una constante apatía si se comporta igual que siempre?

Este es un punto relevante. Muchas veces no le damos la importancia que merece el estado emocional del otro porque no percibimos los síntomas. La persona sigue cumpliendo en el trabajo, con las obligaciones familiares, acudiendo a las reuniones sociales…, incluso en su rostro podemos ver reflejadas sonrisas; sin embargo, a nivel interno no existe ilusión.

Apatía emocional: qué es, características y cómo vencerla

Perder las ganas de hacer las cosas no es algo natural.

Por desgracia uno de los síntomas más comunes y que pasa desapercibido de la esfera anímica es la apatía emocional. Esto se refiere a las pocas ganas de hacer cosas en el contexto del ánimo bajo. Saber identificarla es el primer paso para poder actuar y disminuir el malestar.

No se trata de una tarea fácil, ya que tiende a ser resistente, y una vez que se instaura cambia por completo a la persona. Aun así, hay que ser optimistas, pues es posible vencerla.

 

 

¿Qué es la apatía emocional?

En líneas generales, la apatía describe una sensación emocional y conductual de falta de impulso para hacer las cosas a las que uno está acostumbrado. Algo parecido a la pereza, pero no por cansancio, sino por una alteración del estado de ánimo.

Cuando uno se encuentra apático, no tiene ganas de hacer nada. Las tareas cotidianas, que en condiciones normales se realizan sin problemas, se vuelven inabarcables. Los sentimientos de desidia e indolencia abruman a la persona, dejándola en un estado de pasividad.

A escala emocional, este estado engloba diversas manifestaciones, todas ellas similares, pero con matices distintivos. Comprende lo siguiente:

  • Abulia la falta de motivación para iniciar una conducta.

  • Anergia: una sensación de carencia de energía vital presente desde primera hora de la mañana.

  • Anhedonia: reducción en capacidad para experimentar placer en cosas que antes sí se disfrutaban.

  • Aplanamiento afectivo: indiferencia hacia las emociones, así como para poder expresarlas con el cuerpo.

 

Tipos de apatía

Aunque tradicionalmente se ha considerado al conjunto de síntomas de la apatía como un único problema, se ha propuesto la idea de que existen varios tipos.

El primero de ellos es la apatía general. Esta se daría en el caso de personas que presentan síntomas conductuales, cognitivos y emocionales. Asimismo, se trata de sujetos que experimentan grandes problemas en su día a día debido a ello.

Adicionalmente, se han determinado las siguientes formas:

  • Apatía conductual: se caracteriza por una marcada disminución de la actividad espontánea. Los individuos que lo padecen no experimentan graves problemas con sus emociones, en el sentido de que siguen sintiendo interés por lo que les rodea y pueden automotivarse. Pero, por diferentes motivos, su nivel de actividad se ve reducido drásticamente.

  • Apatía cognitiva: se trata de una falta de iniciativa para la realización de actividades cognitivas, o no mostrar ningún interés o curiosidad por las actividades que realizan otras personas.

  • Apatía emocional-afectiva: implica una gran disminución o ausencia de expresión de emociones, aparentando indiferencia y falta de empatía. Puede parecer que la persona no se preocupa por los demás o que no le afecta nada de lo que sucede a su alrededor, no mostrando ni alegría ni tristeza por los acontecimientos.

 

¿Cuáles son sus causas?

No resulta sencillo apuntar a un número concreto de motivos de la apatía emocional. En realidad, pueden existir tantos como personas y experiencias vitales. En este sentido, distinguimos tres posibles causas.


1.Biológicas

 Hay una razón más endógena o interna, en la que procesos biológicos provocan alteraciones en el estado del ánimo. 

Existen varios neurotransmisores que se relacionan directamente con la depresión. Los problemas en el circuito de la serotonina, dopamina y noradrenalina estarían implicados en el desarrollo de problemas en el ánimo.

 

Origen orgánico

  • Anemia.

  • Determinadas infecciones.

  • Sistema inmunitario débil y defensas bajas.

  • Estados carenciales debido a una nutrición deficiente.

  • Falta de sueño


  • . Por factores ajenos: crianza de un bebe, cuidados de un familiar enfermo, turnos cambiantes en el trabajo, por ejemplo.

  • Falta de ejercicio.

  • Problemas en la tiroides.

  • Posible inicio de una demencia. De hecho, cabe tener en cuenta que la apatía es uno de los síntomas neuropsiquiátricos más habituales en el diagnóstico de la enfermedad de Alzhéimer.

  • Asimismo, la presencia de lesiones cerebrales a causa de accidentes traumáticos también puede ser motivo de aparición de este estado del ánimo decaído.

  • Problemas en el funcionamiento de nuestro sistema límbico o de la conexión de la corteza frontal con los ganglios basales.

  • Consumo de drogas.

 

 

Problemas psicológicos

  • Trastorno bipolar.

  • Depresión mayor.

  • Distimia.

  • Épocas de ansiedad intensa

 

2. Reactivas

Otro origen sería el llamado reactivo, es decir, cuando la persona reacciona con síntomas psicológicos ante algo negativo en su vida. Aquí tendría cabida el trastorno adaptativo, que se manifiesta ante un estresor que sobrepasa las capacidades del individuo, como por ejemplo, duelos, despidos, sobrecarga labora o procesos migratorios.

 

3.Problemas ambientales

A veces, estamos sometidos a determinados entornos donde no encontramos ningún estímulo positivo. A nuestro alrededor solo hay estímulos aversivos, estresantes o incluso faltos de interés. Vivir en entornos con este tipo de narrativa insípida y vacía nos aboca a un pensamiento depresivo y a un estado de marcada abulia.

Vivir o trabajar en escenarios donde nada nos atrae, donde nos sentimos atrapados por la rutina o el estrés nos conduce a menudo a un estado de frustración y apatía constante. 

Con lo expuesto la posición más acertada para entender la apatía y poder intervenir en ella, sería asumir un enfoque integrador, teniendo en cuenta la influencia de lo biológico y lo social en el desarrollo de la apatía. Como en la mayoría de los fenómenos en psicología, no hay una única causa, sino una suma de factores.

 

Consecuencias del estado apático emocional

Superar una racha apática no es fácil; pedir ayuda o detectar que uno la necesita es complicado. Además, en los casos graves este síntoma incapacita a la persona a cumplir con sus responsabilidades cotidianas.

Los primeros efectos de tal estado negativo se manifiestan cuando aquello que solía disfrutarse ya no produce la misma satisfacción.

La sensación es similar a la de una anestesia, un entumecimiento emocional: Aunque se esté presente en una actividad, el canal de las emociones parece desconectado. Una paciente me comentaba que después de un año de vivir en Japón por fin había visto los cerezos en flor pero que se había quedado indiferente, que no había podido sentir nada.

Otro ámbito que se ve afectado es el de las relaciones interpersonales. Los planes, encuentros con amigos y reuniones que antes regocijaban ahora se vuelven difíciles de afrontar. Al fin y al cabo, resulta engorroso sentirse cómodo rodeado de gente cuando por dentro uno no se encuentra bien.

Por último, las consecuencias negativas también se reflejan en el plano cognitivo. Problemas de memoria, dificultades en la concentración o la sensación de tener la mente embotada, son síntomas característicos de un estado de ánimo deprimido.

 

Ante la apatía, si quieres ayudar evita los tópicos

Cuando alguien nos cuenta cómo se siente, tendemos a ofrecer frases comunes: «eso no es nada», «ya verás cómo se te pasa», «nos ocurre a todos», «¡anímate!, «no le des tanta importancia» …

No obstante, aunque nuestra intención sea la de ayudar, para una persona que vive sin ganas las típicas frases motivadoras no suelen ser reconfortantes. Por el contrario, la sensación de no ser entendida puede llevar a que corte los canales de comunicación y se encierre en sí misma.

Entonces, ¿qué hago si alguien me cuenta que se siente apático? Pues bien, realmente esa persona puede estar necesitando tu apoyo y tu escucha activa: sentir que le entiendes, que comprendes por lo que está pasando, para ello haz preguntas en lugar de intentar consolarla, por ejemplo ¿desde cuándo te sientes así?, ¿sabes porque estas así? ¿Qué necesitas de mi o de nosotros?, ¿Qué puedo hacer para ayudarte? Que sepa que estarás ahí. Es probable que le reconforte expresar lo que le significa vivir sin ganas, recurriendo a la voluntad de manera constante para cumplir con cada tarea.

El desánimo es la piedra que inevitablemente tienes que pisar para cruzar el río. Puede que te caigas, pero siempre puedes levantarte o nadar para terminar cruzándolo.

~ Anónimo ~

 

¿Cómo vencer la apatía emocional?

Ahora que profundizamos en la comprensión de la apatía, la siguiente pregunta que buscamos abordar es: ¿Qué acciones emprender para superarla? Si bien las soluciones pueden variar según cada caso, aquí te proporcionamos algunas pautas concisas.


1. Mantén una comunicación abierta con tu entorno

Quienes te rodean son la primera fuente de apoyo que tienes disponible. Sin embargo, para hacer de soporte necesitan tener la seguridad de que pasas por un mal momento.

Entonces, mantener una comunicación fluida con ellos provocará que estén más disponibles y accesibles para asistirte. Uno solo puede ayudar si el otro está dispuesto a aceptarlo.


2. Dedica unos minutos a examinar tu estado

Los cambios en el estado de ánimo, por lo general, no surgen de manera abrupta; más bien, se apoderan del cuerpo de manera gradual. Antes de llegar a la apatía, se experimentan cambios corporales, aunque a menudo imperceptibles.

Destinar unos minutos diarios a un ejercicio de meditación como el “escáner corporal" resulta muy eficaz para detectar estos cambios. 

Si prestas atención a lo que sucede en ti, te percatarás de detalles que antes pasaban desapercibidos.

Puedes escuchar el ejercicio del Scan Corporal en mi canal de YouTube Helen Flix. 


3. Amplía tu vocabulario emocional

El rango de emociones humanas es amplio, no obstante, utilizamos un número reducido de palabras para describirlas. Un vocabulario empobrecido resta la capacidad de definir y comunicar con exactitud qué sentimos.

Por ejemplo, no es lo mismo sentir tristeza que cansancio, o experimentar aburrimiento en comparación con la apatía. 

Cada sensación tiene su propio nombre, y asignarles etiquetas de manera adecuada constituye un gran paso para actuar sobre ellas.


4. Busca ayuda de un profesional

Cuando la apatía llega al punto en que incluso lo cotidiano te resulta abrumador, es el momento de acudir a un psicólogo.

Estas sensaciones y emociones no son normales ni temporales. Si esperas a que se disipen por sí solas, solo contribuirás a que empeoren y prolongarás el tiempo necesario para el tratamiento.

No siempre es posible hacer frente a todo y es comprensible que haya situaciones que nos desborden. 

En esos casos, confía en la experiencia y conocimientos de los profesionales de la salud mental para recibir la ayuda necesaria y vencer la apatía.


5. Invierte el tiempo en las cosas que te hacen feliz

Un factor de riesgo para desarrollar la apatía emocional es dedicarles poco tiempo a las cosas que uno disfruta. En este sentido, aumentar los ratos dedicados a las aficiones es una idea muy positiva para subir el ánimo y contrarrestar el mal humor acumulado cada día.

 

No dejes que la apatía se convierta en tu condena

Es común atravesar momentos emocionales difíciles, pero ello no implica permitir que la apatía nos arrastre. No debemos sentirnos indefensos ni pasivos, ya que es posible combatir y superar la adversidad.

Para lograrlo, sigue una estructura sólida: dedica tiempo a la autorreflexión, identifica los síntomas y pon en marcha las estrategias previamente mencionadas. Por último, reiteramos el mensaje de que siempre hay esperanza; muchas personas se preocupan por ti y están dispuestas a brindarte apoyo.

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